En el mundo de la creación de personajes, los villanos ocupan un lugar tan crucial como los héroes. Un buen antagonista (el villano perfecto) puede elevar la trama, crear conflictos apasionantes y dejar una impresión duradera en la audiencia. Sin embargo, construir un villano creíble y memorable requiere de un enfoque detallado y considerado. Aquí exploraré cómo dotar a nuestros «malos» de una profundidad que trascienda el cliché, haciéndolos resonar con el público en un nivel emocional.
El Origen de la Maldad: Más que un Contrincante
El error más común en la creación de villanos es presentarlos meramente como obstáculos para el protagonista, sin motivaciones claras o justificaciones para sus acciones. Pero, ¿qué pasa cuando les otorgamos un pasado, una razón de ser? El entender por qué un personaje se ha torcido hacia la oscuridad añade una capa de complejidad y empatía hacia ellos. La audiencia podría llegar a entender porqué se volvió así e, incluso, apoyarlos en su causa, como pasa con Thanos del Universo Marvel.
Construyendo al Antagonista Perfecto
- El nombre y el apodo: Todo comienza con el nombre. Este debe resonar con la naturaleza del personaje. Por ejemplo, Magneto, cuyo nombre real es Erik Lehnsherr, refleja su poder magnético y su humanidad subyacente. Su apodo, por otro lado, evoca su formidable presencia en el mundo de los X-Men.
- Es decir, si el malo es un espectro maligno, si ese espectro una día fue persona, dale un nombre de persona, luego ya veremos cómo le llamarán (el apodo). Si el espectro maligno creció de la nada, por ejemplo en un laboratorio, dale el nombre del proyecto o del conjuro.
- Como apodo dale el nombre horroroso que le quieras dar. Como la gente lo conoce o como la gente lo llama. El «puñetazos», el «broncas», el macarra de la esquina, Voldemort o Darth Vader (cuyo nombre originario era Anakin Skywalker).
- Edad y experiencia: La edad del villano puede ser un reflejo de su experiencia y sabiduría, o una indicación de la frescura y novedad de su maldad. Considera a Dolores Umbridge de Harry Potter, cuya madurez no trae sabiduría, sino una crueldad refinada.
- Arquetipos: Los arquetipos de Jung y del Viaje del Héroe o el Viaje del Villano nos ofrecen una rica paleta para pintar la profundidad de nuestros villanos. Por ejemplo, Thanos de Marvel se inscribe en el arquetipo de un gobernante oscuro, con un toque del héroe trágico, creyendo firmemente en la necesidad de su misión.
- Caracteres dominantes: La ira y la envidia pueden ser rasgos dominantes, pero es su miedo subyacente el que a menudo define su humanidad. Establece un par de caracteres dominantes para mejorar su voz y actos. Si es colérico, cada vez que tu protagonista consiga algo, romperá los platos o lo que tenga al alcance. El Joker, por ejemplo, teme al abandono y a la incomprensión, lo que alimenta su caos.
- El miedo que tiene: Todo el mundo tiene un miedo o un secreto que guarda. Aquí radica el éxito de la creación de tus personajes. Lo que hará que sean creíbles aunque sean villanos. No hay nadie invencible. ¿Que miedo tiene? Darth Vader, por ejemplo redime su objetivo al ver cómo el emperador tortura a su hijo. El miedo a no dejar descendencia si se puede llamar así.
- La amenaza que provoca: El miedo que el villano provoca a las demás personas es una amenaza o un miedo muy diferente al miedo del propio malo. Un villano memorable personifica una amenaza universal. Voldemort amenaza el mundo de Harry Potter no solo con la muerte, sino con la erradicación de la diversidad y la libertad. Igual que la amenaza de Sauron o todos los malos que quieren controlar el mundo. Otras amenazas pueden ser perder la custodia de un hijo, o perder todo el dinero apostado.
- Objetivos: Detallar muy bien cuál es el objetivo del malo y el objetivo del héroe. Igual es el mismo, si por ejemplo son dos equipos que quieren ganar la liga. Pero el camino que eligen será diferente. Y en este punto debes especificar claramente qué hará para conseguir su objetivo. Los objetivos del villano deben ser claros. Walter White de Breaking Bad, por ejemplo, comienza con nobles intenciones que se desvían hacia oscuros pecados.
- Sus impurezas o pecados: Igual que todo el mundo tiene miedos, todo el mundo ha cometido pecados. Extorsión, muerte, robo, etc.. ¿Qué pecados o impurezas tiene en el pasado o en el presente tu malo?
- Aspecto físico y atmósfera: La presencia física y el ambiente en el que se mueve el villano pueden aumentar su aura. La estética gótica de Drácula enfatiza su naturaleza parasitaria y su elegancia mortal.
- El umbral y la historia pasada: Qué hizo que el malo sea malo. ¿Tuvo una mala infancia, recibió golpes de pequeño, le duele una caries, es un personaje despechado, etc? En resumen, cuenta porqué decidió ser malo. Que sea creíble y que la gente pueda sentir empatía con él. La relación del villano con la trama y su trasfondo son cruciales. Loki de Marvel, por ejemplo, es movido por su sentir de ser el eterno segundo, lo que le lleva a traicionar a aquellos que ama.
Ejemplos Ilustrativos
- Magneto: Un superviviente del Holocausto que ve en la persecución de los mutantes un paralelismo con su propia experiencia, lo que le lleva a luchar contra la humanidad para proteger a su gente.
- Cersei Lannister: Su despiadado ascenso al poder se entiende mejor a través de su miedo a perder a sus hijos y su determinación de desafiar el destino profetizado.
Al seguir estos pasos y considerar estos ejemplos, los escritores pueden crear villanos que sean no solo memorables, sino que también reflejen las complejidades y contradicciones de la naturaleza humana. Un villano bien construido puede desafiar a los lectores o espectadores a comprender la dualidad de la moralidad, haciendo de la historia una experiencia mucho más rica y matizada.